Robe, crónica y fotos de Alicante

Robe conquista Alicante
Tras la cita que tuvimos el pasado 10 de septiembre en Gasteiz, no quisimos perdernos la que se iba a dar a orillas del Mediterráneo. Robe desembarcaba con su banda (ya conocidos como los Robe), en Alicante. Hace apenas unos días anunciaban en sus redes la fecha del fin de gira que tendrá lugar en Madrid el 19 de noviembre de 2022 en el Wizink Center. A su vez, nos hacían saber que tras ese último concierto, Robe hará un parón indefinido, advirtiéndonos que podría ser una de las últimas veces en las que se disfrute en directo de la totalidad de su último trabajo, Mayéutica.
Algunos temas sonaron este viernes 23 de septiembre en el espacio situado en Área 12 (Alicante) que no lo hicieron en Gasteiz, algo que como me comentó una conocida entre el público : «Mejor, porque sino las crónicas te hacen spoiler». A eso de las 22.15 h, salían a escena Lorenzo González (bajo, guitarra y coros), Alber Fuentes (batería), Álvaro Rodríguez (teclado), Woody Amores (guitarra), David Lerman (clarinete, bajo, saxo) y Carlitos Pérez (violín y bajo) entonando la intro que daría paso a un «Bona nit a tothom» de Robe que se dirigió en valenciano a los presentes para darles las «buenas noches a todos» mientras sus seguidores se deshacían en aplausos y vítores. Arrancaba así un directo de tres horas en el que como viene siendo costumbre, hay dos descansos, uno de media hora y otro mucho más corto que es el que anuncia la última parte. Un «kit kat» totalmente merecido y necesario tanto para la banda como para el público.
La tres primeras canciones de la velada fueron Del tiempo perdido, Por encima del bien y del mal y Querré lo prohibido, pertenecientes al álbum Destrozares, canciones para el final de los tiempos de 2016 seguidos por Nana Cruel (Lo que aletea en nuestras cabezas, 2015).
El calor nos acompañó durante toda la noche y fue subiendo la temperatura a medida que avanzaba el concierto con los temas que iban interpretando. «No hay nada como el primer amor» volvió a dirigirse de nuevo el frontman a su público para que comenzase a sonar A la orilla del río, canción inédita que hemos podido escuchar durante esta gira. He de decir que me sorprendió la cantidad de familias que había entre el público. Muchos de los asistentes fueron con sus hijos, niños y adolescentes que seguramente habrán crecido escuchando al de Plasencia.
«Y después de una nueva, una vieja» anunció Robe. Hacían acto de presencia entonces las tres primeras canciones de Extremoduro: Buscando una luna (Agila, 1995) seguida de Tango Suicida (Material defectuoso 2011) y Dulce introducción al caos (La ley innata, 2008) e Ininteligible, otra canción de las que nos sorprendió la banda este año y de la que se estrenó el videoclip el pasado 26 de mayo de este 2022. Así se cerró la primera parte del concierto en la que las agujas del reloj marcaban las 23.30h. Aunque muchos prefirieron no moverse de las primeras filas para no perderse lo que vendría después, se dispersó gran parte de la multitud que aprovechó para acercarse a las barras o a los puestos de restauración que ofrecía el recinto.
A las 00.00h en punto volvieron a salir a las tablas para dar paso al segundo bloque dedicado exclusivamente al directo completo de Mayéutica. Mencionar la entrega del público en el Segundo movimiento: Mierda de filosofía en donde la gente arrancó a bailar como dice la canción «como una puta loca». David Lerman (bajo, saxofón y clarinete) bajo en mano comenzó a brincar y dar vueltas sobre sí mismo en el escenario con una energía contagiable siendo un disfrute para los ojos que le observaban. Ver como lo goza hace que te vayas a casa pensando que Robe no podía haber elegido a otro músico en su lugar.
Tras una mampara de metacrilato encontramos al baterista Alber Fuentes, pieza clave del grupo. Gran profesional con más de veinte años en el mundo de la música que marca el ritmo perfecto para el resto de la banda. La potencia con la que aporrea los parches en el Segundo movimiento: Mierda de Filosofía hace que se haga imposible no mover ni un pie. Varios fueron los temas en los que sus compañeros se posicionaran a su alrededor para poner el toque final de la canción que estaban interpretando, pudiéndose palpar en el ambiente el buen rollo y la buena sincronía que tienen todos los componentes en el escenario.
Tercer movimiento: Un instante de luz sonó tras una introducción de Robe y un solo de su guitarrista, Woody Amores. Maestro de las seis cuerdas que también forma del grupo extremeño Sínkope. Colosales son los solos y los riffs que se marca y que le dan a las canciones ese toque tan brutal. Otro coloso que no pasa desapercibido al igual que su voz en los coros es Lorenzo González que no deja inmutable a nadie.
Otra pieza del engranaje que deleita con sus sonidos es Álvaro Rodríguez, el gran músico que acompaña a Robe desde el 2015 al piano y que fue nominado a un Goya en el 2020 por la música original de la película No te supe perder. Las seis obras pertenecientes a la sinfonía que dura cuarenta y tres minutos: Interludio, Primer movimiento: Después de la catarsis, Segundo movimiento: mierda de filosofía, Tercer movimiento: Un instante de luz, Cuarto movimiento: Yo no soy el dueño de mis emociones y Coda feliz (Mayéutica,2019) desfilaron ante la noche alicantina conquistándola por completo.
Tras la grandiosa descarga de Mayéutica, los Robe se tomaron un pequeño descanso de escasos minutos para salir de nuevo ante el público y regalarles tres canciones de las de toda la vida: Jesucristo García, Puta y Ama, ama, ama y ensancha el alma que sonaron para poner el punto y final de la velada. Una noche majestuosa en la que sería difícil elegir o quedarte con una canción de todas las que sonaron ya que todo lo que hace el señor Iniesta no son temas, son obras maestras.
Por último, no podíamos cerrar esta crónica sin hablar de Carlitos Pérez. La primera vez que escuché en directo su violín en una canción de las antiguas de Extremoduro quedé maravillada. Con Mayéutica el violín se ha coronado en todos los temas y en vivo es una gozada constante el verle tocar con esa pasión que desprende. Cuenta la leyenda que el violín fue obra del diablo y lo cierto es que algo tendría que ver cuando casa tan bien con el rock n roll.
Noche mágica y especial la de Alicante, porque a parte de volver a disfrutar de una de las mejores bandas, también lo pudieron hacer mis hijos que como otros tantos de los que habían en el recinto, no quisieron dejar pasar la oportunidad de disfrutar del espectáculo.
Desde Rock and Destroy les deseamos que tengan un buen fin de gira, y a ustedes deciros que «Ahora es cuando» hay que aprovecharlos.
Texto y fotos: Silvia Antón